La palabra tecnología nos cuenta la historia de la humanidad, el poder, saber, hacer, la posibilidad de operar y la posibilidad de transformar el mundo. Las tecnologías son por tanto un instrumento, una herramienta que nos permite operar en el mundo.
Actualmente las tecnologías se han convertido para nosotros en herramientas para vivir; lo que pone en marcha nuestro proyecto de vida, nuestra manera de pensar y de actuar lo que hace que esto cobre sentido a nuestras acciones. Está claro que, en sí mismos, los productos técnicos que la evolución de los seres humanos va obteniendo sirven en función de lo que se quiere hacer de ellos. El poder no está en la tecnología; sigue estando en las relaciones políticas que se establecen entre los grupos humanos.
Actualmente las tecnologías se han convertido para nosotros en herramientas para vivir; lo que pone en marcha nuestro proyecto de vida, nuestra manera de pensar y de actuar lo que hace que esto cobre sentido a nuestras acciones. Está claro que, en sí mismos, los productos técnicos que la evolución de los seres humanos va obteniendo sirven en función de lo que se quiere hacer de ellos. El poder no está en la tecnología; sigue estando en las relaciones políticas que se establecen entre los grupos humanos.
Las relaciones entres los seres humanos (relaciones de poder hasta ahora siempre asimétricas: luchas de clases sociales, relaciones entre géneros, relaciones entre distintas culturas, relaciones generacionales) se valen de esos instrumentos para mantener/perpetuar el estado de cosas (donde alguien manda y alguien obedece) o, eventualmente, cambiarlo. Pero nunca las relaciones entre seres humanos están definidas solo por las tecnologías en juego. Las tecnologías son siempre aquello de que nos valemos para hacer andar el mundo; no nos determinan. Somos los humanos los que las determinamos a ellas. Un arado, una espada, un cántaro de arcilla, un alto horno de fundición o un robot sirven para instrumentalizar las distintas relaciones entre los grupos humanos; como objetos, por sí mismos, no determinan nada. Sirven para determinar, para relacionar, para articular procesos; esa es la razón de ser de una herramienta: servir para algo. (Tomado de Internet)